Primera impresión de Venecia

Venecia se escucha diferente a cualquier otra ciudad. Los sentidos se sensibilizan, especialmente el oído, por un momento parece que se escucha el sonido del silencio, mientras se adapta a la ausencia de motores. Es toda una experiencia, que solo se vive al llegar a Venecia.

En la estación ferroviaria de Santa Lucía, lo primero fue comprar los tiquetes de tren para ir a Roma 4 días después; aquí nos dimos cuenta que el idioma no sería problema (a diferencia de Francia), casi todo el mundo habla al menos inglés y español, además de italiano.

Justo al salir, ante nuestro ojos ... el famoso Gran Canal, ahí mismo lo supimos … Venecia es simplemente divina.

Y luego, a caminar se ha dicho, fue el viaje más largo que llegamos a realizar con nuestros salveques ‘al hombro’, gracias a Dios, y no fue mucho; llevábamos el mapa de ubicación desde la estación hasta el hotel, como todos los detalles del viaje, fríamente calculado, investigado por Internet y con mapa de Google Maps (excelente sitio, dicho sea de paso), seguimos la ruta más fácil que logramos comprender, bordeando el canal. Cada pequeña calle tiene su rótulo, lo cual facilitó la búsqueda (obvio para muchos, sorprendente para nosotras, acostumbradas a problemas de direcciones y ubicación).

Un par de puentes, una consulta a medio camino para verificar que íbamos por el lugar correcto, y listo, estábamos en Campo Santa Margherita; el reto fue el encontrar el número 2931, los establecimientos tienen rótulos pequeños, en la ventana o en la pared, no hay ningún rótulo ni grande ni llamativo (ni siquiera en McDonald’s que suele tener su gigantesca M), seguimos la numeración, muy visible en cada puerta, pero ningún 2931. Vic encontró uno que parecía pero no lo creímos porque lucía como una puerta inclinada hacia el frente que estaba por caerse, “ese es 2951” le aseguraba yo, y caminamos hasta el final y regresamos, solo para caer en cuenta que sí era el que buscábamos, y había un pequeño rótulo de media hoja carta en blanco y emplasticado que decía “Bax Pax Hostel”, al menos al tocar el timbre y abrirse la puerta nos dimos cuenta que detrás de ella había un jardín y un edificio más grande, nos cambió la impresión de la puerta a punto de caerse. De hecho la fachada era parte de un antiguo palacio, he ahí la razón que se mantenga.