Reseña de París


Francia es uno de los destinos turísticos más populares del mundo! y en París, su capital, elegante y espectacular, se concentra la gran mayoría de turistas que visitan ese hermoso país.

Idioma: francés. Gentilicio: parisiense o parisino. Altitud: 33 msnm. Está ubicada en el centro-norte de Francia. Tiene más de 2 millones de habitantes. Su clima promedia 7°C-16°C, con temperaturas máximas de 25°C-30°C y mínimas de 5°C.

Se le conoce como la "Ciudad Luz".

Sitio web: www.paris.fr
Mapa del Metro: www.ratp.fr

Lugares turísticos más importantes: -Torre Eiffel -Catedral de Notre Dam -Campos Elíseos -Arco del Triunfo -Basílica de Sacre Cœur -Los Inválidos -El Panteón -Museo de Louvre -Museo Nacional de Historia Natural de Francia.


¿Has estado en París o te gustaría ir? Entonces sabes que no debes perderte: comer crepas! y tomarte una foto en la Torre Eiffel.

En tren de París a Milán

Al salir de París, solo les digo, que conste en actas, no es cierto que todos los franceses tienen mal olor, pero los que huelen mal realmente apestan, con razón tienen tantos perfumes famosos. Y sí, hay mucha gente de color.

Ah! y dato curioso, al menos para nosotras, en las esquinas venden mazorcas calientes de maíz y los vendedores gritan: “maizolo-maizolo” y también cigarrillos Marlboro ("Marlboro-Marlboro" dicen continuamente) aunque nunca entendimos la razón.

Al llegar a la estación del tren tuvimos que apurarnos y hasta correr al final, con mochilas al hombro y de todo, ya que nos atrasamos y el tren partía en menos de 10 minutos, no estaba tan cerca como pensábamos de la estación del metro a la que llegábamos.

Con los latidos acelerados, de la carrera y del susto de perderlo, subimos de un brinco al correspondiente vagón del tren, que ya sonaba el silbato anunciando su partida y buscamos nuestro 'Couchette' (coche) y 'Assises' (asientos); era un tren/hotel así que no tiene asiento sino camas, el coche tenía con 6 camas, 3 de cada lado, a mi me tocó arriba, Vic en el centro y Pili iba abajo, las otras 3 camas llevaban dos señoras y un muchacho, al parecer familia.

A las 8:55pm partió puntualmente el tren, con nosotras instaladas, gracias a Dios. Al principio pensé que no iba a poder dormir bien, la cama es pequeña, no hay espacio para estar sentada, solo acostada, el movimiento y el ruido son continuos, y en realidad era aún muy temprano, pero fue todo lo contrario, anunciaron que iban a pasar recogiendo los pasaportes y tiquetes, y me quedé dormida con los documentos en la mano; me despertaron para entregarlos y volví a dormir profundamente hasta que un escándalo me volvió a despertar; al parecer un policía de aduana, que hizo algunas preguntas y requisó al muchacho que viajaba en nuestro coche, el pobre estaba más dormido que yo y al final ni supimos que buscaba ni por qué tanto alboroto, hablaba muy fuerte (y en francés) y en tono como enojado, en fin, nos devolvieron los pasaportes y volvimos a dormir hasta que el tren se detuvo en la última estación, Milano Centrale. Vic no sabía que esa era la última parada y se estresó mucho, nos despertó y rápidamente nos pusimos en pie con nuestras mochilas para bajar, ya que en las otras estaciones anteriores (de las cuales no me di ni cuenta) el tren se detenía por poco tiempo y nadie anunciaba que estación era.

En fin, ya estábamos en la bella Italia.

Última noche en París

¡Me enamoré en París! ... Algunos llaman a París "la ciudad del amor" y he de reconocer que me enamoré en París ... de un auto ... demasiado 'cute' (divino) y diminuto ... un Smart ... ¡yo quiero uno!, en color rojo (mi color favorito) y con el tamaño que tienen calculamos si lo partíamos en 3, lo podíamos traer en la maleta, de hecho todas queríamos uno. No los habíamos visto antes en nuestro país, así que nos tomamos una foto, Pili y yo con un ¡Smart!, ¡rojo!!, me causó mucha felicidad, bueno, ya lo decidí, algún día lo tendré. Tuvimos un intento fallido anterior, ya que los dueños llegaron antes de lograr la foto, ji, ji, ji, todo por tratar de verle la marca, pero no dice absolutamente nada más que 'Smart'.

Ya en la noche (para nosotros, “la tarde” para los franceses), 7pm, nos fuimos al hostel para retirar nuestro equipaje y dirigirnos a la estación Paris-Bercy, donde tomaríamos el tren a Milano Centrale, rumbo a Venecia. No si antes compramos una hamburguesa, en Quick de 0.95€ y una milkshake, muy económico y de buen sabor.

Antes de salir, alquilamos en el hostel una computadora que funcionaba con moneditas de un euro, para conectar a Internet, me pareció muy curioso porque en mi país no había visto una compu de ese estilo; ya que debía enviar una nota al siguiente hostel, para confirmar nuestra hora de llegada (las reservas estaban a mi nombre), resultó bastante lenta la conexión y bastante cara, 1€ por 10 minutos, ya cuando logré ingresar a mi email, localizar el correo correspondiente y redactar un breve mensaje, debí colocar otra moneda, al final, quedaba algo de tiempo por lo que intenté escribirle a mi querido novio (en ese momento) pero el mensaje más bien quedó como telegrama (“en París todo bien”), el tiempo se fue y no pude ni escribir el punto final, tuve que darle click a 'enviar' en los últimos 3 segundos. Fue gracioso ya que después él comentó que su primer pensamiento fue que en Francia los mensajes se cobraban por letra, ja,ja,ja.

Recorriendo de nuevo París

En la tarde hicimos un nuevo tour en metro que nos llevó, siempre con algo de caminatas intensivas, a ver el Arco del Triunfo, los Champs Élysées o Campos Elíseos (que equivale algo así como la Quinta Avenida de New York, o Rodeo Drive en L.A.) y nos tomamos una foto en la ventana de Louis Vuitton (aunque he de reconocer que no soy fan del estilo clásico Vuitton), la Plaza Concordia, la Iglesia de San Sulpice (también de la Ruta del Código Da Vince) con su famosa "Línea de la Rosa", es realmente sorprendente, y luego, descansar un rato en los hermosos Jardines de Luxemburgo, ya que no teníamos fuerzas para caminarlos.

Al salir de los jardines, encontramos una curiosa escultura en la acera, frente a una puerta de embajada, la de Hungría, si más lo recuerdo, con una mujer sentada en una banca, sosteniendo su cara entre las manos, con un espacio libre en la banca, como una invitación a sentarse junto a ella, y por supuesto como buenas turistas nos detuvimos a tomarnos una foto cada una, imitando la pose de la mujer, claro que primero tuvimos que esperar que otras 2 turistas que tuvieron la misma idea, tomaran sus fotos, venían en dirección contraria y estaban más próximas, todas reímos al darnos cuenta que tuvimos la misma idea. ¿Tienes alguna foto de ese estilo en tus viajes?, ¡oh turistas!, somos todos iguales, ja,ja,ja.

Musée du Louvre










Ya en el Louvre, aunque la fila era grande y había mucho turista, ingresamos bastante rápido. Tomamos fotos en la Pirámide en la entrada principal, donde el panorama es realmente hermoso, y no podía faltar, para todos los seguidores de la Ruta del Código Da Vinci (hay un tour con ese nombre). Lo primero fue comprar un sandwich en la cafetería para desayunar, Pili mientras tanto compraba un libro sobre el Museo en la Tienda.

Con mapa en mano, en español (hay en muchos idiomas, eso es genial) y siguiendo los rótulos, primero lo primero, La Gioconda. Si has visitado el Louvre lo sabes, no debe faltar la visita a la Mona Lisa.

Estaba bastante lejos de la entrada pero la encontramos con facilidad, eso sí, había un tumulto de gente en el salón tratando de verla, es bien pequeña (cosa que yo desconocía), está solita en una pared bastante grande y cubierta con vidrio, aún así no es permitido tomar fotos, vaya decepción (pensé que el vidrio la podría proteger del daño que causan las cámaras), bueno todo mundo intenta tomarle una foto sin que lo pesquen, pero el pobre francés que la cuida constantemente gritaba "No fotó" y señalaba a los culpables muy enojado.
Pili optó por usar el zoom y tomarla desde la puerta, sobre las cabezas de la multitud, en fin, ahí estaba la famosa pintura. Nos consolamos tomándonos una foto en el banner que se encuentra afuera. Regis, el brasileño, logró un buen video, por cierto muy divertido, porque incluye al francés acercándose y gritando "No fotó".

Vimos otra obra, una escultura, muy muy antigua, la Victoria de Samatrocia, que parece una ángel que perdió la cabeza. Fue la punta de una embarcación.

Lo siguiente era la famosa Afrodita o Venus de Milo, la cual estaba al lado contrario, y Pili y Vic tuvieron la gran idea de ver todas las pinturas del pasillo en el que estábamos antes de pasar a la escultura, y como dijo el brasileño antes de abandonar nuestra compañía, "muy bonito pero muy repetitivo".

La verdad estaba un poco cansada y me moría de sueño, así que opté por adelantarme, ver todo rapidito y esperar a las “chiquillas” en alguna banca al final de los pasillos … durmiendo, je, je, ahí van a perdonar mi proceder los amantes del arte.

Luego de las pinturas francesas e italianas, pasamos a la Venus, muy antigua pero en muy buenas condiciones, igualmente llena de turistas y después vimos las antigüedades griegas y egipcias, para suerte de Pili ese día no se podía pasar junto a las momias, solo las vimos de lejos.

Buscar un baño y la salida nos tomó también algo de tiempo, al final ya con hambre, recorrimos todo el lado Denon y Sully en la primera planta, nos faltó una sección más de ese piso y 3 pisos más en todas las 3 secciones, así que tenemos bastante para la próxima visita, talvez en algunos años.

Compramos un sandwich en la cafetería y salimos a comer junto a la fuente en la plaza central, ya que adentro no habían mesas disponibles, para seguir recorriendo París.

Segundo día en París



Para nuestro segundo día en París, la rutina del baño se repitió, primero Vic, luego yo y de última Pili, se lavaba la cara, idéntico al día anterior, y..., nop... Pili tampoco se bañó (en realidad se bañó la noche anterior, pero disfrutamos molestándola).
 
Despertamos sin querer al brasileño, nuestro compañero de habitación, quien se quedó haciendo yoga hasta que salimos a tomar el café. Él ya iba preparado con su pan y queso pero nosotras seguíamos sin encontrar un supermercado y tomamos el café solito, lo único que ofrecía gratis el hostel.

En el comedor conocimos a una pareja, que también iban preparados con pan y queso, traídos desde su natal Polonia, ya que allá era 4 veces más barata la comida que en Francia, según nos comentaron.
 
Hoy debemos dejar nuestra habitación, y entregarla desde la mañana, así que dejamos las mochillas en el cuarto de maletas del hostel y salimos a seguir recorriendo París.

Es domingo, debíamos ir al famoso Museo de Louvre, claro, ese día la entrada es gratis, punto muy importante (averiguado por Pili en Internet, ¡muy bien hecho!). 
 
El brasileño nos acompañó, aunque al principio no le entendimos bien, obviamente él también iba al Louvre ese día, como casi todo el mundo que se encuentre de turista el fin de semana en París. 
 
 
Muy amablemente nos llevó al supermercado que él había encontrado, pero resultó que estaba cerrado en domingo; eso sí, llegamos sin querer, a Sacre Cœur, en Montmartre, una hermosa basílica sobre una pequeña colina, ¡buenísimo!, resultó que estaba muy cerca de donde nos hospedábamos.
 
En cuanto llegamos al Louvre, optamos por adquirir un sándwich en la cafetería del Museo... Y a buscar a la Mona Lisa.

Torre Eiffel de noche



La Torre Eiffel es visita obligatoria en París. Creo necesario visitarla tanto de día como de noche, para verla iluminada. 

Es otro espectáculo, diferente a verla de día e igualmente impresionante. Llegamos al cumplirse la hora exacta, así que vimos el show de luces de colores que se da cada hora. 

¡Simplemente excelente!

Caminamos bastante por los jardines enfrente, los Campos de Marte, para tomar fotos con la Torre de fondo, sin embargo no fue suficiente y no logramos que en la toma se mostrara toda la Torre, desistimos rápido ya que luego de caminar todo el día, no manteníamos mucha energía para hacerlo por mucho más tiempo.

Nos tocó ver la Torre iluminada de amarillo o dorado, el juego de luces dura unos minutos y luego queda con las luces encendidas. Se veía hermosa, muy diferente del panorama en la visita diurna. Nos encantó. 

Aprovechamos en las ventas callejeras para comprar una camiseta de París. Mis compras de souvenirs se basarían prácticamente en eso, una camiseta de cada lugar que visitamos. Me antojé también de una boina roja (mi color favorito) pero no me quedaba bien, así que pronto abandoné la idea; tal vez me falte un poco de estilo francés para sentirme a gusto con una boina.

Luego, para cenar, encontramos un lugar cerca de la estación del metro, que vendía crepas (famosas las crepas francesas, ¡había que probarlas!). A buen precio y buen olor, compramos 3 para comerlas luego en el hostel, una con jamón, otra con miel y la otra (por supuesto) de chocolate. 

Todas sabían súper deliciosas, en realidad las disfrutamos mucho, solo nos faltó un ambiente acoger, ya que el comedor del hostel estaba en el patio de luz, sin techo y pegaba bastante viento, bien frío. Así que comimos rápido.

Esa noche todas las habitaciones del hostel estaban ocupadas, así que nos pidieron la cama desocupada en nuestro cuarto para un brasileño que buscaba espacio, así conocimos a Regis. 

Entre inglés, español y portugués ahí conversamos un poquito, de dónde éramos, adónde habíamos ido, adónde íbamos a ir, etc, y nos fuimos a dormir. 

Ya lo saben, si van a París, visiten la Torre también de noche y cenen crepas. ¿Ya lo han hecho?

Periódicamente cambian el tipo de luces o los colores, así que variará según la época y año en que se visite.

¿De qué color la han visto iluminada?

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Recorriendo París en metro


Luego de visitar la Torre y Notre Dam, hicimos un pequeño tour por algunos sitios importantes que deseábamos fotografiar por fuera sin ingresar a nada, un recorrido rápido.

De hecho, habíamos pensado hacer un Open-tour de monumentos en un bus turístico de Les Cars Rouges, de esos en color rojo, que en el 2º piso no tienen techo, solo para ir tomando fotos, pero la multa que tuvimos a la llegada nos quitó las ganas y el presupuesto para pagarlo. Y de ahí la idea de hacer un tour en metro.

Subíamos y bajábamos constantemente, con tan buena suerte que Vic se encontró 10€ en el piso, frente a la venta de tiquetes del metro, y lo usamos para comprar un “tike” de ese precio, que valía por 10 viajes (¡muy bueno! algo recuperamos del dinero perdido en nuestra multa de llegada). 

Estuvimos en La Bastilla, el Teatro de la Ópera y el Hotel de Los Inválidos, que en algún tiempo fue el Hospital de Inválidos, por eso el nombre tan raro, creo.

Y las súper reconocidas galerías La Fayette, donde en cuestión de 5 segundos nos mojamos en un aguacero que salió de la nada y cayó tan fuerte que en lo que logramos cruzar la calle y sacar las capas ya estábamos empapadas. Fue curioso y algo nuevo para nosotras, siendo de un país en donde llueve constantemente, se llega a conocer las señales de lluvia pero acá fue diferente, nos llegó sin advertencia... Y así como llegó, se fue, en un dos por tres.



Luego tuvimos un entretenido ataque de risa, digno de recordar por siempre, al menos para nosotras, tan fuerte fue que duró al menos una media hora, es el incidente que nombramos y seguimos llamando, el de la “estatua del león”, donde casi me caigo por tomar una foto, Pili y Vic se divirtieron mucho y yo me pegué un buen susto, ya que la altura era considerable, todas nos reímos hasta llorar, literalmente lloramos de la risa. 

Ellas estaban tratando de tomar una foto a la estatua del león, grande e imponente, que se veía al mirar hacia arriba justo en una salida del metro; yo pensé en colarme en su foto y aparecer junto al león, así que caminé por detrás y me subí junto al león, para asomarme, pero al llegar arriba me percaté que el panorama hacia abajo era otro, con una perspectiva más profunda en la distancia hasta el piso. 

Se veían las gradas hacia el metro y el efecto visual que me causó, como de vértigo, me hizo retroceder, con lo cual caí de pie sobre una banca donde tampoco pude controlar mi equilibrio y regresé a la acera. Por su parte ellas, aún frente a la estatua, tan solo de pronto me observaron y luego de pronto me desaparecí; al principio se asustaron y luego vieron que yo estaba bien, pero como casi me caigo en tres ocasiones consecutivas, entre susto y risa no podía explicarles lo que había pasado.

Ese es el famoso suceso en la estatua del león.

Notre Dame



Notre Dame, ícono de París, otra de las paradas obligatorias.

Fuimos allá luego de conocer la Torre Eiffel, primera parada obligatoria de la ciudad. Y bueno, ya iba siendo la hora de almorzar y como no encontramos ningún supermercado cerca (teníamos fríamente calculado comprar así toda nuestra comida), compramos un sándwich en un restaurante.

De mala suerte para mí que no pronunciamos bien "pollo" y el señor entendió "pescado", el cual no me gustaba mucho, pero bueno, no tenía tanto sabor a pescado, así que me lo comí, con ¡papas a la francesa! claro está. Eso pasa cuando intentas hablar francés sin éxito, o más bien, tratas de decir alguna palabra.

Ahí descubrimos que es cierta la idea que se tiene de los franceses, que solo hablan francés o lo prefieren y que no les gusta hablar inglés aunque lo sepan o lo entiendan.

Bueno, ya en la catedral de Notre Dame... vimos que también es muy grande pero no tan alta como la Torre. Tiene mucho detalle, increíble arquitectura, aunque no subimos a las torres (y por lo tanto no vimos al Jorobado, je,je,je) la iglesia por dentro es muy interesante.


Su famoso estilo es gótico y descubrí que las gárgolas no van conmigo. Tardamos un buen rato observando todo por dentro, los vitrales, el techo, las capillas, altar, etc., y por fuera, que hasta la puerta de entrada es impresionante.

Aunque ya un poco agotadas de caminar, seguimos nuestra ruta al Museo de Historia Natural, paseando junto al Siena, para ver una exhibición de Dragones que Pili no se quería perder y que por supuesto tenía todos los detalles por Internet desde hacía tiempo. 



En el mapa se veía cerca pero que va, nos costó bastante llegar y Vic y yo estuvimos a punto de quedarnos en los jardines de la entrada al museo (Jardín Des Plantes), que estaba hermoso pero parecía que iba a llover, por lo que desistimos que quedarnos ahí sentadas.

Al final salimos un poco decepcionadas del museo, principalmente Pili, porque no era lo que esperaba. 

Nos entretuvimos viendo las ventas callejeras, libros, pinturas y otros objetos, bueno y cabe destacar que Pili se refrescó mucho la vista con el francés de los dibujos en lápiz, je, je, hasta le tomó una foto (nada disimulada la chiquita), lo digo para que no lo olvide.

En fin... luego a caminar de nuevo hasta la estación de metro más cercana, que no estaba tan cercana, para seguir recorriendo París.

Subir caminando la Torre Eiffel



En Francia, lo primero es lo primero. En París eso es la Torre Eiffel.

Desde el primer día organizamos el orden de la ducha, Vic, acostumbrada a madrugar se bañaba primero, 6am (un poco salvaje, estoy de acuerdo), luego yo a las 7am y por último Pili, a las 7:45 (se lavaba la cara, ji,ji). Pasamos luego a desayunar, un café cortesía del hostel, con galletas por nuestra cuenta.

Lo primero es lo primero, fuimos a ver la Torre Eiffel de día, la parada es obligatoria. Es bastante impresionante, me gustó muchísimo. Y bueno, desde cualquier parte se ve también el Río Siena. 

La fila para el ascensor era demasiado larga, así que tuvimos la "genial" idea de subir caminando por las escaleras, 'solo son 2 pisos' nos decía Pili, además eran 8€ de diferencia ($10), luego nos arrepentiríamos pero bueno el ahorro era significativo para nuestros bolsillos, los tales 2 pisos miden como 300 metros de altura (al menos a mi parecer, porque en realidad están a 57 mts y 110 mts, respectivamente) y fue bastante cansado lograr llegar al segundo mirador, al final lo logramos, con la lengua afuera pero lo hicimos. Muy pronto confirmamos lo conveniente de detenernos a mirar las fotografías expuestas en los descansos de las escaleras, durante el recorrido hacia arriba.

Ya en el 2º piso tomamos el ascensor para subir al último mirador de la torre a 276 mts de altura, única forma de subir a esta parte de la Torre, ¡gracias a Dios! y no hay que pagar más por hacerlo (y para regreso a la base todos usan el ascensor hasta abajo, que bueno que no tuvimos que hacerlo de nuevo caminando).

Estar arriba en esa icónica y famosa torre, es una excelente experiencia, ver todo París y sentir el viento fresco a esa altura, definitivamente algo que no se debe perder al visitar la ciudad.

Primera noche en París

Al salir del metro en la parada correspondiente al hostel, que había buscado y reservado ya por Internet (el más barato que encontré y cercano a alguna estación), tuvimos algunos pequeños problemas "técnicos" para localizar el nombre de las calles.

Llevábamos el mapa y sabíamos dónde estaba el hostel, pero primero había que descifrar cuál calle era cuál, y de nuevo un alma piadosa, aunque solo hablaba francés nos ayudó, le mostramos el mapa y nos indicó la ruta, muy fácil... a 25 metros de la estación, hasta nos acompañó a la entrada del edificio. ¡Un buen cambio al recibimiento con multa en el autobús!

Ya dentro no tuvimos problemas de comunicación, en la recepción hablaban inglés, el idioma universal del turismo (¿qué se va a hacer?), al menos nos comunicábamos. Teníamos una habitación con 4 camas pero solo estábamos nosotras 3, así que quedamos como en habitación privada, eso sí sin baño, tenía lavamanos dentro (muy útil) pero el servicio sanitario y la ducha estaban en el pasillo (lo usual en hosteles) y no hubo problema, siempre encontrábamos alguno desocupado.

Aunque veníamos de dormir todo el vuelo, al llegar a París no nos quedó otra que seguir durmiendo, ya que por la diferencia de 8 horas adelante de “Tiquicia” llegamos de noche. 

Y descubrimos que en las noches lavan las aceras, un camión con manguera y escoba, es curioso, diferente a lo que una ya conoce. El ruido era curioso.

Había escuchado que las calles eran muy sucias y con cochinadas en las acera (excremento) pero bueno, no fue así, probablemente por eso lavan las aceras (¡ah! y hay servicios sanitarios gratuitos en las calles, pero nunca nos atrevimos a acercarnos, creo que fue una buena decisión).

Recibimiento en París


Francia no nos recibió muy bien que digamos, su amabilidad deja mucho que desear, tuvimos que pagar una multa de 25€ por no comprar un tiquete de autobús antes de abordarlo (la experiencia se paga caro). Un alma de Dios que hablaba español en el bus nos dijo sobre nuestro error, al ver la cara de "no entiendo" cuando nos hablaron los policías en francés.

Debíamos trasladarnos del aeropuerto a la estación de metro, pero no sabíamos cómo; al llegar al aeropuerto no encontramos a nadie a quien consultar nada, y ni siquiera fuimos al servicio sanitario, ya que cobraban por ingresar (¡nos aguantamos!). 

Encontramos un mapa pegado por ahí que indicaba sobre un autobús, el Orly-Bus (ahí justo en el rótulo del mapa, me tomaron la foto, muy feliz con el primer billete en Euros que voy a usar en mi vida, sin saber en qué iba a parar) y salimos a buscarlo pero no lo encontrábamos, y luego de varios intentos fallidos preguntando si alguien hablaba español o inglés, encontramos un señor que medio hablaba español o italiano y nos dijo cuál era, "subire per que parte" nos indicó y nosotras de inmediato obedecimos, y nos subimos en la primera puerta que encontramos abierta, la del centro, he ahí nuestro error, había que abordar adelante y comprar el famoso tiquete que al final pasó de 6€ a 25€ (era 35€ pero por ser turistas nos devolvieron 10€, que "amables" ellos).

Le dijimos adiós a nuestro presupuesto para dar una vuelta en el bus turístico, de esos en que se viaja en el segundo piso descubierto, sin techo, estilo hop-on/hop-off.

Ya una vez en la estación del metro no hubo problema, compramos los tiquetes con las palabras básicas en nuestro mejor esfuerzo de pronunciar francés. 

Eso sí, otra alma de Dios nos explicó cómo funcionaba el acceso, ya que tuvimos algunos problemas técnicos para descifrar por cuál ranura iba el tiquete y de que lado se ingresaba.

Pero bueno, luego nos hicimos expertas en andar en el metro. 

¡Oh turistas primerizas!, ja, ja, ja, ja.

En la zona HJK


¡Que emoción! Por primera vez estoy en Europa. 

Viajo con dos amigas, mi mejor amiga, Pili, y su mejor amiga de la universidad, Vic, y luego de varios meses de preparación (y ahorro) ... no podemos creer que al fin hemos llegado.

El viaje fue más corto de lo que esperaba, 10 horas de Costa Rica a Madrid-Barajas y 2 horas más de Madrid a París, volando con Iberia.

Fue de noche, así que no lo sentí largo, dormí casi todo el vuelo hasta Madrid, a excepción de algunas interrupciones por la española sentada junto a mí, quien no podía soportar que Pili, del otro lado del pasillo, abriera varias veces la escotilla de la ventana para admirar el amanecer. Lo cual, supongo, para ella no tenía nada de espectacular y era obvio que no merecía dejar entrar tanta luz para simplemente ver el sol.

Luego en el vuelo a París, aprovechamos para practicar el vocabulario básico en francés, con la frase inicial Je ne parle france, ya que según se dice los franceses tienen fama de solo hablar en su idioma (y luego descubrimos que en la mayoría de los casos en cierto).

Antes, hicimos la escala en el aeropuerto de Barajas y nos "divertimos" paseando (entiéndase que literalmente corrimos como locas de un lado a otro) por toda la zona H-J-K, ya que las pantallas y los mostradores de atención no se ponían de acuerdo en la puerta de embarque para el vuelo a París (debido a una remodelación), fue un preámbulo de todas las largas caminatas que tuvimos durante el viaje completo. 

En el resto del viaje o al menos durante la primera semana, volvería locas a Pili y Vic, al repetir constantemente la frase “en la zona HJK” con entonación de altoparlante del aeropuerto de Barajas y fue muy divertido... al menos para mí.

Introducción


Escribo diarios personales desde que tenía 10 años, a los 15 fui inspirada por la lectura del libro "Diario de Ana Frank" (aún uno de mis libros favoritos), por lo que escribir las crónicas de mis viajes surgió naturalmente.

La diferencia principal es que este diario es el primero que hago público y anteriormente habían sido privados, con la única excepción para mi mejor amiga de la adolescencia (Caro)... al menos con autorización. Esta introducción de mi blog de viajes se la dedico a ella, con gran cariño, por todos los momentos tan entretenidos que pasamos durante muchos años, en el colegio, el grupo juvenil, el coro de la iglesia, la Tropa Guía Scout, paseos, cumpleaños, campamentos, tardes en el parque o sentadas en la tapia de mi casa, caminatas... y una larga amistad que aún mantenemos.

Así que aquí encontrarán mis relatos viajeros y un compartir de mis pasiones: los viajes, la fotografía, el voluntariado internacional. Talvez no todas las fotos sean buenas, sin embargo son mías, con el firme propósito de mejorar.

Bienvenidos a las experiencias de mis viajes. Que disfruten la lectura.