Encantadora Ljubljana

Ljubljana, es simplemente encantadora.



Se pronuncia Liubliana, es la capital de Eslovenia y es su ciudad más grande, aún así, es diminuta. Estuve dos días ahí y ¡me encantó! Es muy tranquila, fácil de caminar y los eslovenos en general son muy amigables y además, algo que no sabía, son de apariencia muy agradable, al menos para mi gusto.

Eslovenia suele confundirse con Eslovaquia, como Suiza con Suecia. Y también tengo mi historia chistosa al respecto, si quieren reírse un rato, lean: La vez en Bratislava.

Está dividida por un río, de un lado está el centro medieval con su castillo y del otro la ciudad moderna, con sus cafés y restaurantes en su ribera. Me llamó mucho la atención un hombre que iba con su perro, ambos de pie sobre una tabla de surf en río.


Ljubljanica River
De sus lugares emblemáticos, no hay forma de perder y me fue fácil encontrar, el Puente del Dragón, que como podrás imaginar, tiene una escultura de dragón (y está ahí desde 1901 y wuau, eso es mucho tiempo). También se llega sin dificultad al Mercado Central, que es al aire libre, en donde en el pasillo de souvenirs logré comprar un imán para el refrigerador por tan solo €1. 


Dragon Bridge
Al Parque Tivoli tenía mucha emoción de ir, ya que, por casualidad una fotografía mía estuvo expuesta ahí el año anterior (luego les cuento esa historia). Este es el pulmón verde de la ciudad, tiene mucha vegetación, amplias zonas para ejercitarse y suele tener exhibiciones al aire libre, como en la que participó mi foto.


Tivoli Park
Muy cerca del hostel estaba la Prešeren Square, la principal plaza y punto de encuentro de la ciudad, con su gran explanada adoquinada, donde suelen celebrarse conciertos, festivales y carnavales. Yo tuve el asombro de encontrarme a media noche (en mi regreso de un pequeño viaje truncado a Zagreb, capital de Croacia) con una filmación de una escena navideña (aunque estábamos en setiembre), la esquina comercial totalmente decorada con la época y sus luces, abrigos gruesos y bolsas de regalo.


Preseren Square
Me llamó la atención y me quedé algún rato viendo el asunto, eran tan solo unos cuantos segundos, la gente caminaba de aquí para allá y allá para acá en unos metros de acera, algunos clientes salían de la tienda de la esquina. En la siguiente filmación, los de allá caminaban para acá y los de aquí para allá, y los clientes entraban a la tienda. No sé cuánto tiempo estuvieron rehaciendo ese par de escenas, yo los miré por algunos minutos, luego me fui a dormir, y ellos continuaron con su "corte" y repitiendo todo de nuevo.

Me pareció curioso y me pregunto si algún día veré una película y diré ¡esa es la escena en la Plaza central de Liubliana! (aunque en realidad no lo creo posible, jeje).

En esta plaza también se encuentra la Iglesia Franciscana de la Anunciación, que data del Siglo XVII de un llamativo color salmón con estilo barroco, 


Iglesia Franciscana de la Anunciación
Otro punto turístico, frente a la explanada de la iglesia, es el Puente Triple, que es el más famoso de todos, ya que tiene varios y es el más bonito. Se llama así porque conecta tres puentes.

El Castillo, que es del Siglo XV, una fortaleza medieval, está sobre una pequeña colina y es imposible de perder. Es símbolo de la ciudad. Se llega caminando hasta ahí con mucha facilidad, tiene su sendero (y también opción de subir en funicular, de pago) y se tardan unos 15 o 20 minutos a ritmo tranquilo. Tiene acceso sin costo a varios espacios del lugar.


Ljubljana Castle

Por último, les cuento sobre la Catedral de San Nicolás, del Siglo XVIII, con sus torres gemelas, también con estilo barroco, con su domo en color verde (que se ve desde el mirador del Castillo). Tiene unas puertas gravadas en bronce, que fueron añadidas para la visita de Juan Pablo II en 1996.


Cathedral of Saint Nicholas
Y otro punto a favor de Liubliana, ¡es muy económica!

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Déjate impresionar con los Alpes

Los Alpes Suizos me hicieron suspirar desde la primera vez... fue amor a primera vista. Son ciertamente increíbles y siempre estaré agradecida con la vida por haberlos conocido, deseo de todo corazón tener oportunidad de seguir visitándolos, caminar aún más en ellos y tomar miles de fotos más.



Ver fotos de esas impresionantes montañas siempre me hace suspirar, con la misma intensidad que se respira de simple emoción al estar enamorado, así de fuerte y de real es mi relación con los Alpes.

Hay gran cantidad de senderos para hiking, muy bien rotulados, con horas de caminata incluidas y señalizaciones para que no vayas a perder el camino.

La traducción de hiking se queda corta en español, ya que caminata suena muy sencilla y excursionismo como que no suena a más que ir de paseo, pero la verdad es que caminar en los Alpes requiere de alguna condición física, porque ¡no son planos! (vaya sorpresa), je je je.

Aunque sí hay lugares tranquilos en donde la inclinación es poca y se disfruta una caminata suave, las mejores partes están cuesta arriba. He hecho caminatas largas aunque no muy complicadas, así que a mí también me falta bastante camino por andar.

Y claro, hay trenes que te llevan a cumbres majestuosas (¡obvio!, es Suiza y con ella, sus trenes) y se puede llegar fácilmente (aunque la economía sería otro tema) como a Niesen "la pirámide suiza" (que si lo prefieres a pie, tiene el récord Guiness de la escalera más larga del mundo con más de 11.600 peldaños) o Jungfrau y su fama, incluyendo una escena de 007.

Además otros sistemas como teleféricos, que te elevan 500 metros en cuestión de minutos, evitando un camino de 1 o 2 horas, pero desde donde puedes caminar a otros increíbles puntos y ver más montañas.  Como Stockhorn con su vista de 200 cumbres.

Llegar a la cima, cuando está despejada (¡claro!, de lo contrario solo ves nubes, que a veces pasa) y ver esa infinidad de cumbres, algunas nevadas (o muchas, dependiendo de la temporada) en un sistema montañoso que parece interminable pero ante todo majestuoso.

Si vas a Suiza, no pierdas oportunidad con sus Alpes y déjate impresionar.

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Sobre El Púlpito

Si van a Noruega, hagan todo lo posible por ir a El Púlpito (Pulpit Rock) o en noruego Preikestolen y no se van a arrepentir, porque es ¡fascinante!




Quienes le conocen, saben que es un sitio fenomenal y a quienes no, permítanme antojarlos de la visita.

Quiso la naturaleza luego de la era glacial, crear unos inmensos canales de agua salada color turquesa en donde el mar ingresa entre altas y acantiladas montañas; lo que en la península escandinava se conoce como fiordos.

Dentro del maravilloso paisaje de los fiordos noruegos, en el fiordo de Lyse, se encuentra un monumento natural de piedra sólida de más de 600 metros de altura, el cual tiene la cima bastante plana en una superficie grande (de unos 25 metros cuadrados) que visto desde lejos parece un púlpito o plataforma para predicar y de ahí de su nombre.

Se encuentra cerca de Stavanger, una de las paradas en el país nórdico, que visité con mis amigas Pili y Vic, hecha en especial para visitar ese famoso lugar, una de las atracciones naturales más visitadas, de hecho.

Llegar hasta ahí tiene su toque especial, primero caminamos del hostel al muelle para buscar un ferry que nos llevara cerca, luego tomamos un taxi junto con otros turistas, que al igual que nosotros estaban cansados de esperar un supuesto autobús a la base del sendero y por último, caminar cuesta arriba hasta llegar allá por un camino de montaña con algunos lagos glaciales.

La caminata fue muy agradable, con impresionantes vistas incluso antes de llegar, con todo que nos detuvimos bastante para tomar fotografías, nos tardamos un par de horas y un poco menos al regreso.

Al estar por fin sobre El Púlpito, caminar sobre él, acercase a la orilla (pero no mucho), ver la vista 600 metros hacia abajo en el acantilado, da una maravillosa sensación de belleza natural, inmensidad, libertad y calma. 

El cielo estaba bastante despejado, la vista se pierde en escarpadas montañas, con cimas aplanadas, al fondo incluso algunas con picos nevados (fuimos a principios del otoño).

Tomamos muchas fotos en todos los ángulos, de las mejores fueron cerca del borde, lo más que pudimos acercarnos sin cara sin susto por el abismo. Yo sabía de antemano que no iba a atreverme a caminar tan cerca del borde como para poder mirar hacia abajo, así que ya traía mi estrategia preparada, caminar hasta donde me fuera posible y luego acostarme sobre la piedra y jalar mi cuerpo hasta que mi cabeza llegara al borde para observar la vertiginosa vista.

Y así fue, la sensación fue algo indescriptible, simplemente de los mejores momentos que he vivido en mis viajes. Es muy fácil salir sonriente en las fotos cuando no puedes parar de sonreír.

Una de las más memorables, agradables e inolvidable aventura de viajes, espero algún día regresar, o tomar un crucero para verlo desde abajo.

El Púlpito... ¡totalmente recomendado!

Monedero recuperado en París

La única vez que me han robado mientras viajo ha sido en París, en donde unos niños de 9 o 10 años me sacaron un monedero y lo increíble fue que lo recuperé.



Yo iba caminando tranquilamente, muy ligera, cargaba en mi espalda una pequeña mochila con mi comida, un bolso estilo canguro en mi cintura (el cual según yo era la cosa más segura posible en cuanto a bolsos... ¡eh!, ¡error!) y un estuche de cámara fotográfica pequeña colgando en mi cuello. La cámara la andaba amarrada a mi muñeca y en ese momento llevaba mis manos dentro de los bolsillos de mi chaqueta, sino, creo que también la hubieran tomado.

Estaba terminando primavera y empezando el verano, la temperatura era agradable y fresca, con algo de sol y un poco de lluvia ocasional. Ideal para caminar, a mi gusto, recorriendo París, y ese día iba de la famosa Plaza de la Concordia hacia los Jardines de las Tullerías y el Museo de Louvre.

Ya había esquivado a algunos adultos de dudoso actuar, que estaban solicitando firmas por la paz en África, lo cual no calzó con nada lógico en mi cabeza y me alejé lo más pronto posible. ¿De qué serviría que una extranjera que ni siquiera es europea firme en un papel lleno de nombres que nadie puede verificar? No le vi ningún sentido y pensé "aquí hay gato encerrado" y lo mejor es huir rápidamente.

Pronto me encontraba en una explanada, cerca de un semáforo peatonal para dirigirme a los Jardines, cuando unos niños, 2 o 3, se acercaron a pedirme dinero, hablando en inglés. En seguida llegaron más y de pronto estaba rodeada de 5 o 6, quienes se empezaron a guindar de mi chaqueta y jalarme la ropa, cada vez con mayor insistencia y aumento en sus voces chillonas suplicando ayuda. 

Desde el inicio mi respuesta fue un rotundo no y conforme ellos incrementaban el escándalo, se fue bajando mi paz y subiendo mi cólera y terminé gritándoles, con lo cual, según yo, terminaron por disiparse, pero en realidad fue porque ya habían logrado su objetivo.

En seguida y aún enojada crucé la calle en el semáforo peatonal y justo al llegar del otro lado, noté que el bolso en mi cintura estaba abierto... ¡y habían robado mi monedero! Que era todo lo que cargaba en ese lado del bolso. Y más coraje que me dio, no solo por sentirme burlada, sino porque perdí un llavero que me gustaba mucho, el cual estaba en el zíper.

No perdía en realidad dinero, ya que cargaba muy pocas monedas, si acaso un euro y algunos centavos. Me dolía perder el monedero, que yo misma había fabricado, y más aún el llavero que iba en él, una corona con decoración en color rosado que por detrás dice Denmark (que compré cuando estuve en Dinamarca pero parece un llavero de Disney).

De inmediato me decidí a devolverme, seguirles la pista a su siguiente robo y ver en dónde botaban los bolsos, ya que supuse que lo que les interesaba era el efectivo. En mi imaginación y a falta de experiencia en el tema, pensé que iba a encontrar un basurero lleno de documentos y bolsos robados.

Noté que habían niños de diferentes edades e incluso adolescentes. No cargaban nada con ellos, por lo que mi teoría de que por ahí cerca había un botadero se consolidaba. 

Rápidamente encontré que había un par de adultos a los cuales los niños se dirigían, ellos se encontraban "cuidando" carros en un área cercana, a desnivel de la explanada, los podía mirar con facilidad, un poco más abajo desde el punto donde yo estaba.

No tuve tiempo de ver el siguiente asalto, ya que los niños también habían notado mi presencia y muy amablemente me devolvieron mi monedero, ¡que amables! Llegaron a mí sosteniendo el monedero de una esquinita, como si no quisieran ni tocarlo, señalando el suelo y hablando no sé en qué idioma, no estoy segura si era francés o algún otro pero no era inglés. Por medio de sus gestos comprendí que me explicaban que habían lo encontrado en el piso, que vieron cuando se cayó por lo que sabían que era mío.

Les di las gracias de muy mala manera, con ganas de darles un manazo en la cara, pero en fin, agradecía haber recuperado mi llavero. Revisé el contenido y solo faltaban los centavitos, los cuales me imagino los usaban para jugar, ya que no iban a poder en realidad comprar nada con ellos.

Y desde entonces no uso más bolsos en la cintura estilo canguro y tampoco cargo llaveros que prefiero conservar. Y no permito que me toquen.

Ésta es de esas historias que siempre se cuentan, con los mismos detalles y permanecen en nuestra memoria... o al menos así es como yo la recuerdo.