Recibimiento en París


Francia no nos recibió muy bien que digamos, su amabilidad deja mucho que desear, tuvimos que pagar una multa de 25€ por no comprar un tiquete de autobús antes de abordarlo (la experiencia se paga caro). Un alma de Dios que hablaba español en el bus nos dijo sobre nuestro error, al ver la cara de "no entiendo" cuando nos hablaron los policías en francés.

Debíamos trasladarnos del aeropuerto a la estación de metro, pero no sabíamos cómo; al llegar al aeropuerto no encontramos a nadie a quien consultar nada, y ni siquiera fuimos al servicio sanitario, ya que cobraban por ingresar (¡nos aguantamos!). 

Encontramos un mapa pegado por ahí que indicaba sobre un autobús, el Orly-Bus (ahí justo en el rótulo del mapa, me tomaron la foto, muy feliz con el primer billete en Euros que voy a usar en mi vida, sin saber en qué iba a parar) y salimos a buscarlo pero no lo encontrábamos, y luego de varios intentos fallidos preguntando si alguien hablaba español o inglés, encontramos un señor que medio hablaba español o italiano y nos dijo cuál era, "subire per que parte" nos indicó y nosotras de inmediato obedecimos, y nos subimos en la primera puerta que encontramos abierta, la del centro, he ahí nuestro error, había que abordar adelante y comprar el famoso tiquete que al final pasó de 6€ a 25€ (era 35€ pero por ser turistas nos devolvieron 10€, que "amables" ellos).

Le dijimos adiós a nuestro presupuesto para dar una vuelta en el bus turístico, de esos en que se viaja en el segundo piso descubierto, sin techo, estilo hop-on/hop-off.

Ya una vez en la estación del metro no hubo problema, compramos los tiquetes con las palabras básicas en nuestro mejor esfuerzo de pronunciar francés. 

Eso sí, otra alma de Dios nos explicó cómo funcionaba el acceso, ya que tuvimos algunos problemas técnicos para descifrar por cuál ranura iba el tiquete y de que lado se ingresaba.

Pero bueno, luego nos hicimos expertas en andar en el metro. 

¡Oh turistas primerizas!, ja, ja, ja, ja.