Primera noche en París

Al salir del metro en la parada correspondiente al hostel, que había buscado y reservado ya por Internet (el más barato que encontré y cercano a alguna estación), tuvimos algunos pequeños problemas "técnicos" para localizar el nombre de las calles.

Llevábamos el mapa y sabíamos dónde estaba el hostel, pero primero había que descifrar cuál calle era cuál, y de nuevo un alma piadosa, aunque solo hablaba francés nos ayudó, le mostramos el mapa y nos indicó la ruta, muy fácil... a 25 metros de la estación, hasta nos acompañó a la entrada del edificio. ¡Un buen cambio al recibimiento con multa en el autobús!

Ya dentro no tuvimos problemas de comunicación, en la recepción hablaban inglés, el idioma universal del turismo (¿qué se va a hacer?), al menos nos comunicábamos. Teníamos una habitación con 4 camas pero solo estábamos nosotras 3, así que quedamos como en habitación privada, eso sí sin baño, tenía lavamanos dentro (muy útil) pero el servicio sanitario y la ducha estaban en el pasillo (lo usual en hosteles) y no hubo problema, siempre encontrábamos alguno desocupado.

Aunque veníamos de dormir todo el vuelo, al llegar a París no nos quedó otra que seguir durmiendo, ya que por la diferencia de 8 horas adelante de “Tiquicia” llegamos de noche. 

Y descubrimos que en las noches lavan las aceras, un camión con manguera y escoba, es curioso, diferente a lo que una ya conoce. El ruido era curioso.

Había escuchado que las calles eran muy sucias y con cochinadas en las acera (excremento) pero bueno, no fue así, probablemente por eso lavan las aceras (¡ah! y hay servicios sanitarios gratuitos en las calles, pero nunca nos atrevimos a acercarnos, creo que fue una buena decisión).