Segundo día en París



Para nuestro segundo día en París, la rutina del baño se repitió, primero Vic, luego yo y de última Pili, se lavaba la cara, idéntico al día anterior, y..., nop... Pili tampoco se bañó (en realidad se bañó la noche anterior, pero disfrutamos molestándola).
 
Despertamos sin querer al brasileño, nuestro compañero de habitación, quien se quedó haciendo yoga hasta que salimos a tomar el café. Él ya iba preparado con su pan y queso pero nosotras seguíamos sin encontrar un supermercado y tomamos el café solito, lo único que ofrecía gratis el hostel.

En el comedor conocimos a una pareja, que también iban preparados con pan y queso, traídos desde su natal Polonia, ya que allá era 4 veces más barata la comida que en Francia, según nos comentaron.
 
Hoy debemos dejar nuestra habitación, y entregarla desde la mañana, así que dejamos las mochillas en el cuarto de maletas del hostel y salimos a seguir recorriendo París.

Es domingo, debíamos ir al famoso Museo de Louvre, claro, ese día la entrada es gratis, punto muy importante (averiguado por Pili en Internet, ¡muy bien hecho!). 
 
El brasileño nos acompañó, aunque al principio no le entendimos bien, obviamente él también iba al Louvre ese día, como casi todo el mundo que se encuentre de turista el fin de semana en París. 
 
 
Muy amablemente nos llevó al supermercado que él había encontrado, pero resultó que estaba cerrado en domingo; eso sí, llegamos sin querer, a Sacre Cœur, en Montmartre, una hermosa basílica sobre una pequeña colina, ¡buenísimo!, resultó que estaba muy cerca de donde nos hospedábamos.
 
En cuanto llegamos al Louvre, optamos por adquirir un sándwich en la cafetería del Museo... Y a buscar a la Mona Lisa.