Segundo día en Barcelona.
Uno de los primeros lugares que conocimos en Barcelona fueron sus famosas Ramblas, una larga y amplia avenida peatonal, que atraviesa el centro de la ciudad. Un sitio turístico de primera.
El boulevard por supuesto que estaba lleno de gente, turistas caminando lentamente y tomando fotos, con mucha paciencia mientras que otros, probablemente "citadinos" y ya acostumbrados al lugar, pasan muy de prisa... de fijo se nota la diferencia.
Y ya que éramos turistas... caminamos despacio... saboreando la vista, un panorama que no habíamos visto antes (ninguna de las 3) y no sabemos cuándo lo podremos volver a ver. Hay que disfrutar cada momento.
Nos llamó la atención una gran cantidad de personas que trabajan como 'estatuas vivientes' a lo largo de la calle, aprovechando la afluencia de visitantes.
Algunos con atuendos muy bien elaborados, atraen tu mirada al instante de percatarte que no son una estatua sino una persona inmóvil. Si les das dinero, se mueven un poco, hacen una reverencia o cambian de pose. Es divertido. En Roma vimos algunos pero tenían trajes más sencillos.
Según nos comentó Gil, nuestro "guía" durante la mañana, a estas personas no les es permitido trabajar más de 8 horas diarias, como una jornada laboral "normal", ya que pueden causarse algún daño por estar sin movimiento.
Imagino que es sencillo hacerlo por un corto período de tiempo pero realmente muy difícil si lo haces todo el día. Alguna vez, cuando estaba estudiando en la universidad, fui modelo de ventana o "maniquí", solo hay moverse despacio y mantener tu rostro serio, esa es la parte más complicada; practicábamos hacernos muecas unas a otras e intentar no reírnos. Pero bueno, no se puede comparar unos minutos en una sola pose con largas horas. Si te puedo garantizar que es entretenido.
El premio de originalidad se lo dimos a este tipo, sentado en un servicio sanitario, con su rollo de papel higiénico a la mano y sus pantalones en los tobillos, mientras lee tranquilamente su periódico. Imposible no reirse.