Llegando a Pisa

Pisa ... la ciudad natal de Galileo Galilei! ... en la bella región italiana de Toscana.

Llegando a Pisa fue muy fácil ubicarse, en la estación del tren hay rótulos por todas partes donde se informa que se guarda el equipaje y cómo llegar hasta ahí; se nota que es un lugar de paso, muy turístico ... pero solo por unas horas.

En nuestro caso disponíamos de casi 4 horas para encontrar la Torre, mundialmente famosa por estar inclinada, almorzar y regresar a la estación de tren.

Queríamos aprovechar el paso entre Venecia y Roma, para estar al menos un rato frente a la Torre de Pisa.

Al salir de la estación encontramos un gran mapa, que ubicaba la ciudad, rodeada por una muralla bastante circular, atravesada por un río (el Arno, que atraviesa también Florencia) y con un camino central, la Vía Santa María, que iba justo de donde estábamos hasta la Torre Inclinada.

Iniciamos la caminata que duró unos 30 minutos (¿quién dijo que era una ciudad pequeña?) por una calle que es principalmente peatonal con muchas personas transitando, aunque sí habían carros, y al fin divisamos la Torre. Gracias a Dios no teníamos que cargar nada, sería bastante cansado, en mi caso era simplemente un salvaque pero Pili y Vic llevaban varias maletas y de jalar.

La Torre no se ve tan inclinada al principio, no parece torcida pero luego ya se aprecia bastante bien, y sí que lo está. Lo que pasa, creo, es que no hay ninguna edificación cercana que sea igual de alta para usarla visualmente de parámetro.

Sentimos muchas emoción al verla, parte de esa extraña alegría que acompaña a los viajeros al tener frente a sus ojos algo que jamás han visto antes en persona. Aunque llevábamos una semana en Europa, no perdíamos nuestra capacidad de asombro y el sentimiento casi infantil de conocer cosas nuevas.

Nos llovió un poquito así que usamos nuestras capas plásticas, que parecían túnicas y otro turista que hablaba en inglés nos confundió con mujeres indues, ¡que extraviado!